No tienes idea cuán dificil es que, desde hace un tiempo, hayas decidido ignorarme. No imaginas cuanto extraño nuestras conversaciones; esas en que reíamos sobre tonterías o aquellas en que me hablabas de cine mientras yo insistía en que leer un libro era mucho mejor. Solías escuchar cada una de las cosas inmaduras que, por cierto, aún suelo decir; aguantabas mis risas tontas, me apoyabas en lo que fuera, y a pesar de lo que pasara, siempre buscabas hacerme sonreír. Extraño aquellos momentos en que todo era fácil, aquellos en que recién empezábamos a conocernos y todavía nadie se entrometía o daba su opinión; aquel tiempo en que no me daba cuenta de lo que sentías y mucho menos de lo que yo sentía, tú sabes, soy tan despistada, ¡incluso con mis propios sentimientos!. Extraño mucho como solíamos chatear por mucho tiempo, de todo y de nada en particular, en esos momentos sentía que podía confiarte todo y que siempre estarías para mí.
Quizás por eso me dolió tanto cuando te necesité y no estuviste ahí. Lo peor es que ya habías logrado lo que querías, pues terminé queriéndote como tú querías que te quisiera. Sí, mis sentimientos vinieron bastante más atrasados que los tuyos, y cuando llegaron, ya era tarde para ti.
¡Estaba tan herida!, porque no me decías nada, porque escuchaba mucho de otros, porque no habías estado conmigo, por haber desaparecido cuando quería escucharte, porque ya las cosas eran diferentes y por todo lo que me contaste aquella tarde. Jamás sabrás lo que sentí y como luché porque no notaras cuanto dolía lo que me contabas. Por todo eso y más, te dije que necesitaba dar vuelta la página y lo aceptaste, pero como siempre me equivoqué. Porque no, no pude.
Ahora me saludas con un simple “Hola” como lo haces con todos, y luego… nada. No hablamos, no conversamos, no sé de ti y tú no sabes de mi. Te extraño, mucho, pero tú no me extrañas a mí, al contrario, pones todos tus esfuerzos en ignorarme, por lo que he decidido que así también lo haré.
Sé también que nunca sabrás de esto (mucho menos que lo leerás, pero necesito sacarlo de alguna forma), que te quedarás con la idea de que no te quise, que tendrás una impresión equivocada de mí, y aunque no sepas cuanto me duele, responderé tu frío “Hola” con otro “Hola”, sonriente, (porque siempre sonrío, sin importar las circunstancias) uno que esconde cuanto duele el que las cosas no sean como cuando eramos solo tú y yo hablando sobre el futuro, los problemas sociales que tanto te apasionan o tratando de decidir, libros o películas.-